EL RETORNO DE FARRA FAWCETT

Estoy segura de que de noche, cuando nadie nos ve, cuando el día se ha consumido en un no parar de llamadas, lechuga y llaves de casa, nos abandonamos al placer de vegetar. Es entonces cuando algo nos sobreviene de forma apoteósica y extraña... las cosas más increíbles se nos antojan de una rutina repentina y nos sumergimos en el asqueroso mundo del “me estoy adormilando en el sofá... me hago mayor”.
“Ji ji, ja ja” se ríe el espíritu desde nuestras uñas, que no tienen nada que rascar más que la Bono Lotto de vez en cuando. ¿¿Nos hacemos mayores?? ¿¿Tengo treinta o casi??
Un susto, el teléfono que suena y nos damos cuenta de que es viernes, la hora de los alegres y el momento de despertar del modorrismo marujo.
“Crec crec” chirrían mis entresijos hasta ahora hundidos en el sofá. Me levanto, me pongo un poco de musiquita para aligerarme el ritmo y siento de nuevo algo extraño... el espíritu de mis uñas que no rascan más que la Bono Lotto de vez en cuando, se despierta ¡¡y me posee!! Me siento estupenda, no me duele nada y no tengo sueño... me apetece comer mucho y beber más.... De repente y sin previo aviso me siento... ¿Farra Fawcett?. Rara vez me sucede algo así... quizá alguna Barbra Streisand en momentos de petardismo calmo... o alguna María Escario en circunstancias muy especiales pero... Farra Fawcett!!!!!
Creo que ya no me importa la lechuga, las llaves ni la edad. Ya es demasiado tarde para retroceder, eso es para los valientes...
Además Barbra Streisand siempre me ha parecido bastante más fea.