Si te fijas bien

Muchas veces cuando me decido a salir a la calle con Sonsoles (mi cámara de fotos), no tengo ni idea de los que busco. Seguramente me pararé a observar dónde miran los teleobjetivos y aparatos de última generación de los guiris, así sabré qué les interesa de esta ciudad. Lo de siempre: edificios, un ciclista del puñetero Bicing, un plato de boquerones que se come algún otro guiri en una terraza…
La última salida con Sonsoles me llevó a Rambla Catalunya, donde el escultor Igor Mitoraj (lo he tenido que buscar en Internet… vaya nombre más complicao!), expone su obra.
Son esculturas de un neoclásico que tira para atrás, pero no dejan de sorprenderle a una que precisamente ese estilo, tan perfectito, tan intocable, baje de los cielos artísticos para que la gente lo pueda tocar y meterse dentro. Bien por Igor.
Media Europa y parte del mundo se ha llevado alguna foto de recuerdo. La calle se llena de trípodes, flashes y señores con chaleco de bolsillos, agachados en posturas imposibles buscando el mejor encuadre.
Me pongo flamenca y decido ir a lo clásico, a la escultura que más me gusta y hacerle una foto desde abajo. Me quedo con lo que descubro: una figura blanca a lo lejos que está triste porque a ella nadie le hace fotos. A lo mejor Igor Mitoraj se dio cuenta y por eso puso su escultura con agujero allí.
Rompo una lanza por todas aquellas cosas que siempre han estado allí y a las que no hacemos caso.
Supongo que la ciudad está llena de esculturas blancas tristes. Pero todo eso puede cambiar si nos fijamos bien…