lunes, 14 de marzo de 2011

¡¡¡Veo!!!

Hace tres semanas me operé la vista con láser. Vamos, que me quité la miopía. Siento desilusionar a mis seguidores Torcuatos, pero la cosa no podía seguir así. Necesitaba un cambio, un "argo" y como el trabajo aún no está de espectáculo, pues he decidido tirar por ahí.


Efectivamente amigos, mi cirujano es tan bueno, que me llegaron a implantar ojoides rollo Manga! El único problemilla con ellos es que no puedo pestañear, pero vamos, eso es una fruslería si tenemos en cuenta las ventajas del "ver bien".

Cómo fue la historia del "ver bien".

¡Pues la operación muy bien, oiga! La cosa es que una llega al lugar el día D a la hora H y lo primero que te dan (además del susto económico), es un Valium así en frío, para que "te calmes"... Pero vamos a ver! Si yo me duermo con el Infu Relax!!!
Total, que allí te dejan sentadica media hora para que la cosa fluya... y en mi caso fluyó de tal forma, que llegué a ver a Elvis salir del lavabo de mujeres.
Tras la realmente poco tensa espera, una enfermera me vino a buscar y al ir de beige, la confundí con el fondo de puertas, del mismo color...
El caso es que me llevaron a un cuartichi donde me hicieron poner un pijama un poco malrollero...


"Dios mío! ¿Han reabierto Guantánamo o qué leches pasa?" Me dije... En realidad me debatía entre el por qué de ese color tan de cadena perpetua estadounidense y la causa de ponerle bolsillico al pijama... Acaso te puedes guardar el ojo dentro? O creerán que vas a entrar a quirófano con un boli a lo médico de familia?

Otra de las cuestiones a debatir en la operación láser, es el tema del famoso "olor a pollo quemao". Porque claro... Es de pura lógica que si te aplican un láser que quema, y siendo animales de carne y hueso como somos, aquello huela a rustido.
Total, que entre la leyenda que me corría por la cabeza y el Valium, mantuve una conversación con la enfermera de quirófano, que recuerdo vaga y ridícula.

Ana: Oye, que me han dicho que cuando te ponen el láser huele a pollo quemao.
Enfermera: (silencio dramático)
Ana: Pues yo pongo las patatas fritas! juju...
Enfermera: (cara de circunstancia) Siéntate aquí, por favor.

Y a partir de este momento estelar, la cosa se precipitó en un "no ver una mierda" porque me pusieron una cosa horrorosa en el ojo, que me presionó el nervio ocular y me dejó ciega lo más grande. Luego un ruidito: ñiiiiiii! Luego, ver de nuevo pero muy mal... Luego llegó el MOMENTO POLLO!!! El láser hizo bzzzzzz, yo vi una cosa roja como si fuera el ojo ese de Sauron y después.... ESE OLOR!!!!


En fin, que la operación es molesta de narices, y si te da cierta aprensión, aún más... Pero como dura tan poco, cuando empiezas a agobiarte ya se ha terminado.

Así que cuando acaba, ves todo como en una nube, borroso y como si se te hubiera metido una ceja entera en los ojos, pero ese efecto se te pasa con las horas.

Como dice mi amigo Carlos Córdoba: "Todo lo que sea operarse, está bien".

Bueno amigos, ya lo sabéis... ahora más que nunca... LA GALLINA OS OBSERVA!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si ya tenía pocas ganas... lo del pollo me las ha quitado todas! jejeje

Muaaaaaa
llunis

OviGuán (comandante de las StarWars Alpacas) dijo...

Me caes bien. Mejor que la mayoría de las gallinas. Qué te puedes esperar de un bicho que tiene alas y no sabe ni usarlas... venga, por favor. En fin, que enhorabuena, a mí me sigue dando yuyu y no sólo por el olor a pollo quemao.